Al parecer ya está descendiendo el clímax del frenesí apoteósico que significo para algunos los 270 años a través de agites que rayan el proselitismo, por ejemplo, eventos masivos gastronómicos estrambóticos y presentación de grupos musicales de moda, sucesos cargados de proclamación. La comuna rural y urbana volverá a su realidad, que quizás para muchos no es de algarabía y fiesta diaria.
Paradójicamente, el mes de aniversario ha estado cargado de hechos, datos e informes oficiales que se contraponen a un clima de fiesta por parte de clase política y empresarial local, grupo que se homenajea y piropea mutuamente como celebrando, lo que moral y legalmente hay que hacer.
Hay funciones, acciones y hechos que son inherentes a un organismo de gobierno local, son temas básicos que incluso con o sin titular liderando el sistema funciona. Ha no confundir entonces como logros las obras o avances en el cumplimiento de un deber primario como es satisfacer las necesidades de la comunidad local, es simplemente un deber legal y punto.
Lo que se agradecería y quizás se celebraría, eso si en forma púdica, es no ser parte de crónicas de la prensa nacional en donde según fuentes de contraloría serian mas de mil millones de pesos los que faltarían aclarar si han sido invertidos o no en la SEP, fondos que originalmente están destinados a los estudiantes mas pobres de la comuna a modo de lograr equidad en algunos aspectos de la educación pública. Si las autoridades locales pueden rebatir oportunamente lo publicado por el organismo contralor nacional y objetar pronto y documentadamente las justificadas dudas del ministerio de educación respecto al destino de estos fondos, sería una gran señal. Lo que se reconocería y quizás se elogiaría, es no tener una administración local cuestionada por carecer de una reglamentación interna robusta para la entrega de ayudas sociales; no tener cuestionamientos asociados a la emergencia terremoto 2010 sobre contratos celebrados o no para demolición, retiro y traslado de escombros; para adquisición de mercadería y su distribución, aunque sea deber del estado propender el bien común o al vivir un régimen excepcional de emergencia.
“El exceso de severidad produce odio, como el exceso de indulgencia debilita la autoridad” Muslih-Ud-Din Saadi, Poeta persa.
Por
Roberto Roberto Romero Yáñez
Experto en Proyectos Deportivos
Comunicador Radial
